viernes, 5 de julio de 2019

Necrópolis visigoda de Daganzo. Despejando la bruma (I)


En los comienzos de nuestra era, sobre mediados del siglo I, el pueblo godo inició un éxodo desde tierras escandinavas (se cree que de la actual Suecia), recorriendo media Europa en busca de un territorio donde asentarse al no haber recursos para todos ellos en aquellas tierras.
En el transcurrir de su largo periplo se escindieron en varias ramas, de las cuales visigodos y ostrogodos fueron las más significativas.
Fueron determinantes en la historia de Europa por su relación con los romanos en pleno ocaso del Imperio. Sus primeras incursiones contra ellos fueron en el Mar Negro, los Balcanes, algunas islas del Mar Egeo y hasta Atenas. Tras una larga sucesión de alianzas y enemistades con el Imperio, los visigodos llegaron incluso a saquear Roma en el año 470, hecho que según muchos historiadores fue el punto culminante de la caída del Imperio de Occidente. Los romanos, a cambio de paz los dejaron asentarse en las Galias como pueblo aliado, fundando allí el reino de Tolosa (Toulouse).
Más tarde, empujados por las enemistades con los francos y tras la derrota de Vouille del año 507, tuvieron que abandonar Tolosa, pasando a España y creando el definitivo Reino de Toledo.




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