Durante el enfrentamiento mantenido entre el bando de Juan
II de Castilla y Álvaro de Luna, con los Infantes de Aragón y la Liga
nobiliaria, formada por los principales linajes castellanos, se produjo la
batalla de Torote en las cercanías de Alcalá de Henares.
Las tropas de Juan Carrillo de Toledo, adelantado de Cazorla,
por el lado del rey y el condestable, se enfrentan a las de Íñigo López de Mendoza,
posteriormente marqués de Santillana, defensor de los intereses nobiliarios.
Íñigo López de Mendoza había tomado Alcalá, villa del
arzobispado de Toledo y colindante con sus señoríos, en respuesta a la
intención de Juan II, instigado por Álvaro de Luna, de arrebatarle el señorío
de Guadalajara. El arzobispo Cerezuela, hermano de madre de Álvaro de Luna y
señor de Alcalá, envía a sus huestes al mando de Juan Carrillo.
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| Escudo del arzobispo Juan de Cerezuela |
Juan Carrillo envía una pequeña parte de sus hombres a
saquear Alcalá y servir de cebo para atraer a las tropas de Íñigo López de Mendoza,
compuestas por doscientos soldados y sesenta jinetes, hasta el río Torote, donde
la mayor parte de las tropas de Carrillo, quinientos jinetes y mil doscientos peones,
les aguardaban.
La batalla duró unas tres horas finalizando con la victoria
de Juan Carrillo y retirándose el propio Íñigo López de Mendoza herido a
Guadalajara.
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