El 31 de mayo de 1906, durante el recorrido de la comitiva de la boda real entre Alfonso XIII y Victoria Eugenia, el anarquista Mateo Morral lanzó una bomba desde la ventana de la pensión en la que se encontraba matando a veinticinco personas e hiriendo a otras cien. Alfonso y Victoria Eugenia resultaron ilesos al haber tropezado la bomba en su caída con unos cables eléctricos que desviaron el artefacto. Mateo Morral logró escapar de Madrid con la colaboración del director de un periódico afín.
Fotografía del atentado realizada por Eugenio Mesonero Romanos y publicada por el diario ABC. |
Dos días más tarde, el 2 de junio, según las declaraciones de los jornaleros de Daganzo, Antonio y Cruz Rodríguez (padre e hijo) que se encontraban arando en esta villa en la carretera de Ajalvir, sobre las 9 de la mañana vieron pasar caminando hacia Daganzo a un forastero que vestía un mono azul, unas alpargatas blancas y una gorra. Entre ellos comentaron alguna sospecha. Al poco tiempo paso de vuelta en dirección a Ajalvir.
En las afueras de Ajalvir, junto a la carretera de Cobeña, sobre las 10 de la mañana, pasó junto a un chaval que se encontraba escardando garbanzos y le preguntó hacia donde iba esa carretera. El muchacho le respondió que iba a Cobeña y el forastero preguntó si allí había ferrocarril. Al contestarle que no, se intereso por algún alojamiento en Ajalvir. El muchacho le dijo que había dos posadas y el hombre del mono azul se dirigió hacia allí.
Sobre las diez y media llegó a una de las posadas, que regentaba Crisanta Achaques, pidiendo si le podía hacer algo de comer. Al parecer Crisanta tenía algún asunto familiar y le dijo que ese día no podía atenderle. El extraño se fue entonces a una panadería a comprar pan. Más tarde intentó comprar jamón en la tienda de Cándido Gallego pero no tenía. En algún sitio consiguió algo de queso y entonces se acordó de la otra posada. Allí tampoco tuvo éxito y decidió marcharse a Torrejón en busca del ferrocarril. Al salir del pueblo, unos chavales corrieron detrás de él señalándole como "el anarquista". Morral salió corriendo y se encaminó hacia Torrejón a través del Camino de la Huelga y el Cordel de Merinas.
A las 6 de la tarde llegó a un ventorro del término de San Fernando de Henares. Allí consiguió que la ventera le pusiera de comer, pero el marido sospechó y se fue en una mula a dar parte a la Guardia Civil de Torrejón. En la venta se encontraba Fructuoso Vega, un guarda jurado de la finca del Soto de Aldovea participando en las conversaciones que mantenían los que se encontraban en el lugar sobre el tema estrella de esos días, en las que también intervenía Morral. Alguien dijo que el hombre al que estaban buscando tenía un dedo cortado, momento en que Fructuoso reparó en las vendas que Morral llevaba en su mano derecha, y procedió a detenerle.
Cuando iban a iniciar camino hacia Torrejón, la versión oficial dice que Morral se volvió disparando sobre el guarda y posteriormente se pegó un tiro en el pecho. Momentos después llegó la Guardia Civil que se encontró con los dos cadáveres. Los que han analizado el suceso posteriormente dicen que las heridas de Morral no son compatibles con esta versión.
Mariano Fernández.
No hay comentarios:
Publicar un comentario